Pues aquí tenemos uno de esos libros a los que hacía referencia antes, esta vez de la mano del escritor y catedrático de filosofía Gabriel Albendea, filósofo metido a poeta en sus ratos libres y como cuando el diablo no tiene nada que hacer mata moscas con el rabo, pues un buen día debió de levantarse con la pluma en la mano y con ganas de escribir un libro llamando a la "Revolución" en España, pero tranquilos, no os asustéis que el ensayo de incendiario y revolucionario tiene poco, entendiendo el término revolución por lo que todos o casi todos entendemos -aunque sí es cierto que no necesariamente revolución implica sangre y fuego, aunque a algunos se le haya venido la imagen de Camilo Cienfuegos entrando en La Habana-, no lo que entiende el Sr. Albendea.
Al comenzar la lectura del libro tengo que reconocer que los dos primeros capítulos me gustaron, incluso vi, ignorante de mí, cierta independencia ideológica en lo que en ellos estaba leyendo lo que me animó a continuar devorándolo con sumo interés por un lado, y un poco de escepticismo por otro. En estos capítulos previos nos habla de democracia, revolución y mitología política, donde nos expone su punto de vista, que coincide bastante con el mío sobre dichos conceptos en lo que se atiene a democracia y revolución, y en cuanto a mitología política, tengo que decir que es el mejor capítulo que tiene el libro, acercándonos a conceptos objetivos cuyo significado ha sido vilipendiado y vapuleado de unos lustros a esta parte.
Ya en los siguientes capítulos es cuando se nos empieza a inocular teoría liberal -si bien es cierto, que de manera un tanto ofuscada y mimetizada-, tanto en lo político como en lo económico y ¡ay amigo!, esto sí que no me ha gustado, ni me gusta, ni me gustará nunca. Enlazo aquí con lo anterior que comentaba acerca de que algunos liberaluchos de tres al cuarto pretenden dar un toque de varita mágica en la maltrecha estructura del Estado -sí, con mayúsculas para mí- para que con dicho toque, se caiga una pieza más del lego que hasta ahora lo compone para así dejarlo en mantillas y que "los mercados" campen a sus anchas para seguir haciendo al pobre más pobre, y cómo no y por descontado, al rico, más rico.
El capítulo más extenso del pequeño libro está dedicado a los nacionalismos periféricos de España, capítulo que me produce una sensación de amor-odio hacia el libro. Si bien es cierto que estoy completamente de acuerdo con el autor en muchas de las líneas que aquí se exponen, he de decir que el capítulo es una muestra de jacobinismo centralista que poco aportaría su llevada a cabo para una auténtica "revolución en España" tal y como pretende el autor hacernos ver. Para nada estoy de acuerdo con el Estado de las Autonomías, y muchísimo menos con la deriva quasi separatista que del mismo se está haciendo en algunas regiones de España, lo cual no es óbice para tampoco estar de acuerdo con una España uniformada de norte a sur y de este a oeste. Unidad sí, uniformidad no, esa es mi visión -donde tendría mucho que decir, lo que algún día si tengo tiempo y gana, desarrollaré más detenidamente-.
Termina el ensayo el Sr. Gabriel haciendo una llamada a la "revolución democrática" (por más que puse atención a este capítulo, no me terminó de quedar claro a qué demonios llama él revolución democrática), a las lagunas que ve en el movimiento, en el penúltimo capítulo, se toma la licencia de realizar unas reflexiones finales, que como casi todo en este libro, me crea desasosiego, ya que en parte puede, o parece, que esté de acuerdo con el autor, pero no termino de verlo lo suficientemente claro como para poder aseverar tal cosa. Y ya el último capítulo es una lista de 23 medidas concretas que él propone para que se lleve a cabo la "revolución que necesita España", y cataplás, se jodió todo lo que había leído hasta ahora, ya que dicho compendio de medidas podrían estar colgadas en la web de Libertad Digital, ser el padrenuestro de Intereconomía o el buenos días diario de Federico Jiménez Losantos en su liberalísima esRadio. Leerlo, leerlo y sabréis a lo que me refiero, ¡qué asco, por dios, qué asco!.
En fin, que un libro más de los cientos que podemos encontrar en cualquier librería aprovechando el tirón "literario" que ha traído la crisis y que queda perfectamente reflejado en libros como éste. Son ya varios los que yo he leído, de los que algunos he dado cuenta ya aquí, de otros tengo que darla, y alguno más está esperando en un ricón de mi biblioteca personal para ser leído. Poco a poco.
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