Tan efímera como tortuosa fue la vida de esta publicación, que nació con la firme intención de convertirse en el órgano de expresión del "fascismo" español y aunque sea triste decirlo y más asumirlo, no fue más que un auténtico fracaso y falta de visión de aquellos que pusieron toda la carne en el asador para sacar la revista adelante. Efímera porque tan solo apareció un número de El Fascio, el cual vio la luz el jueves 16 de marzo del año 1933 -coincidiendo, no por azar, con el tercer aniversario de la muerte del general Miguel Primo de Rivera- y a un precio de 15 céntimos, pero solamente vieron la luz algunos pocos ejemplares, ya que la mayoría de ellos fueron secuestrados -solo en Madrid, más de 40.000 ejemplares- por la policía y prohibida su difusión, de ahí que haya aplicado también el calificativo de tortuosa a la vida de la revista. Bien por el revuelo que causó el anuncio de la publicación de El Fascio en las filas del PSOE, UGT y demás partidos y sindicatos adscritos a la causa izquierdista, bien por el temor de la derechona de perder votos y adeptas por su derecha más extrema, la cuestión es que el primer y único número de la revista pasó sin pena ni gloria, eso los números que pudieron pasar, ya que como he comentado antes, la revista fue secuestra por las fuerzas del orden público de la época a instancias del Gobierno que tocaba en ese momento.
Auspiciada, financiada, publicitada y dirigida por el periodista "miguelprimorriverista" Manuel Delgado Barreto, director del diario La Nación y la revista Bromas y Veras, y con el apoyo incondicional de José Antonio Primo de Rivera y de sus primeros adeptos que meses más tarde constituirían Falange Española, véase por ejemplo Rafael Sánchez Mazas, El Fascio como decía anteriormente nació con el firme propósito de convertirse en el órgano de difusión de la ideología fascista en España. Tan solo con ver la cabecera de la revista le debería quedar completamente claro a todo el mundo cuál era la línea editorial y la ideología propugnada por aquella publicación, aunque luego leyendo sus páginas con atención y criticidad se ve un batiburrillo de ideas que el mismísimo Ramiro Ledesma Ramos, colaborador de El Fascio, dice textualmente en su ensayo sobre los orígenes del fascismo español, ¿Fascismo en España?:
"Repitamos que fue una gran ventaja que la aventura de El Fascio terminase apenas nacida. Se iba desde él a una segunda edición del antiguo upetismo, que, naturalmente, para quienes representaban un sentido nuevo, nacional-sindicalista y revolucionario, hubiera significado el mayor de los contratiempos.
Hubiera representado, asimismo, la renuncia a hacer del movimiento una cosa propia, una cosa de la juventud nacional, con su doctrina, su táctica y sus propósitos, en absoluto desligados de la carroña pasadista y superviviente."
Yo no podía haber usado mejores palabras para describir lo que El Fascio fue, así que qué mejor manera que extraer una parte de lo que Ramiro dejó escrito sobre esta efímera aventura editorial. Y todo esto aún estando la redacción de la revista más o menos equilibrada en cuanto a lo que "familias" políticas dentro del "área fascista" se refiere, veamos. Ramiro Ledesma Ramos -revolucionario y auténtico-, Juan Aparicio -cultura y clasicismo-, Ernesto Giménez Caballero -perspicaz, vivo, itinerante, fantástico y elucubrador, aparte del introductor del fascismo cultural en España en los últimos años de la década de los veinte-, José Antonio Primo de Rivera -la esperanza truncada de España-, Rafael Sánchez Mazas -poeta, esteta, ideólogo de finura exquisita-, Onésimo Redondo -castellanidad ejemplarizante, empuje, antisemitismo-, y otros tantos, unos conocidos, algunos no tanto que forjaron con su pluma, de forma más o menos acertada la revista que hoy comento aquí.
Me hubiese gustado tener en mis manos el número original, pero ante la imposibilidad de conseguirlo y en caso de que fuese posible, el alto precio que alcanzaría, me basta y me es más que suficiente esta compilación en forma de libro editado por Ediciones Nueva República.
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